martes, 21 de julio de 2009

Nota en Andante 26, revista virtual de arte y entretenimiento

Les cuelgo la nota que Óscar Grajeda y UmVerto Limón hicieron sobra la mesa en la que participé en el encuentro Horas de Junio, en Hermosillo

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Escapamos de las Horas de Junio para escribir la reseña de lo que fue la mesa 19. Nuestro destino predilecto habría sido el Lord Black –aspirando a una sensación de mayor decadentismo y bohemia que se les atribuye a los poetas–, sin embargo, hasta en la decadencia hay normas de etiqueta. El hecho de que mi vestimenta asemejara la de un modelo de pasarela al salir a la calle en una tirahuesos, nos privó de la oportunidad de gozar de algunas mujeres semidesnudas bailando a nuestro alrededor. Regresamos a las Horas con la esperanza ingenua de que alguien cargara con una camiseta extra. Como añadidura diré que no me quisieron fiar una camiseta conmemorativa del evento. Limón sugirió que fuéramos a un bazar donde pudiera comprar una prenda que me permitiera entrar al tabledance. El bazar estaba cerrado. Derrotados, nos conformamos con La Barra Hidalgo, donde se rendía tributo al recién desaparecido Plastic king pop. Ya allí empezamos:
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Al llamado del “1er. round” por el moderador o réferi Omar Navo, comenzó con la lectura Mario Z. Puglisi de Guadalajara, Jalisco, ávido explorador gastronómico de todo el lugar que visita. Una de sus publicaciones más destacadas es el poemario El impulso de tocarlo todo, del cual diera lectura del primero y último poema que lo integran. Limón y yo coincidimos en que Mario tuvo la voz más armónica de la mesa. Su poesía, en opinión de ambos, figuró como una de las más rescatables del día. Homónimo al poemario, el primer poema que leyó, evidenció la raíz conceptual a la que responde su trabajo, contraponiéndole el último poema del libro: “El impulso por dejarlo todo atrás”; digamos, una antítesis del primero / Nos vamos no antes ni después / sino en el momento justo en que nos hemos llenado. Sin conocer el resto de la obra de Mario, me aventuro a descifrar en ella –haciendo hincapié en el título– una exploración, un aprendizaje del reconocimiento de los impulsos y de los momentos en la vida que van forjando la experiencia. Lo que se vive y no se vive...
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