martes, 23 de agosto de 2011

Breve crónica del viaje a Querétaro.

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Llegar a Querétaro fue como llegar a una especie de tránsito de tiempo y espacio que me mantendría distraído pos tres días, muy al estilo de Ray Bradbury. Salí de Guadalajara a las 6 de la mañana, llegué allá a las…. no supe exactamente, más bien no quería saber. Tenía en mente una única consigna, no reconocer al tiempo durante los días que estuviera allá. Para mí, el reloj recobraría vida hasta el regreso a la Perla Tapatía. El traslado al hotel fue breve, sin embrago, la llegada me quitó momentáneamente el aliento, un hotel cuatro estrellas, de lujo, con gimnasio (que obviamente ni conocí) y todos los servicios a la mano, una habitación enorme que me dolió en las entrañas, con cama King Size que de King no tenía nada y un estudio para trabajar con vista al norte de la ciudad, parecían estarme esperando con infinita paciencia. Desempaqué, me di un baño, pedí un taxi desde la habitación como todo un sibarita y me lancé en búsqueda del espacio anfitrión del I Encuentro Nacional de Revistas Culturales, el ágora del templo de Santa Rosa de Viterbo, edificio colonial que mereció y sigue mereciendo todo mi encanto. A mi llegada una mesa llamada Crear e Innovar se estaba atendiendo. Antes pude saludar a quien me invitó a asistir, el periodista y coordinador del encuentro Miguel Ángel Quemain. Después a la sala donde se llevaban a cabo las conferencias. Me dio mucho gusto ver a mi amiga y compañera de encuentros Rosario Orozco, de Guadalajara, directora de la revista Va de Nuez. En esa mesa se presentaron proyectos editoriales como Tinta Seca, Performance, Metrópolis, Morbo y la mencionada Va de Nuez. Tras el debate nos ofrecieron una comida de primera, incluía chiles pasilla rellenos de frijoles con queso, lasagna de vegetales, pescado relleno de champiñones, guiso de arrachera y una serie de bocados de aplauso.

Se hicieron las presentaciones pertinentes entre algunos de los asistentes. La siguiente mesa que presencié estaba conformada por el reconocido escritor René Avilés Fabila y Rose Mary Salum, de El Búho y Latin American Voices, respectivamente. La conferencia hizo un recorrido por la historia de algunas revistas literarias y de conocidos ámbitos periodísticos donde se ha hecho resistencia por el acto de difundir la palabra sin censura. Tras esa mesa comenzó la titulada Los territorios del poeta en la que participamos Adán Echeverría, Rafael Antúnez, Manuel Noctis, José Luis Sierra y yo. Se habló sobre la publicación de poesía en las revistas mexicanas de hoy. Ya para ese entonces comenzábamos a coincidir entre los editores en las mismas dificultades y preocupaciones. Las revistas asistentes, que acudían desde lugares distantes como Yucatán, Veracruz, Jalisco, Tijuana o Torreón, encontrábamos en los otros un reflejo de todo lo que hemos pasado y seguiremos pasando. Tras ello nos ofrecieron un brindis de honor con un cuarteto de cuerdas y viento. Regresamos al hotel a dejar todo lo recaudado. Alcanzamos a un grupo que estaba cenando en un lugar frente a la plaza de armas, entre ellos estaban Rogelio Villareal, René Avilés Fabila, Miguel Ángel Quemain, Eduardo Mosches y algunos más. Como nosotros nos rehusábamos a comer, nos fuimos en busca de un bar donde seguir con el post-encuentro. Manuel Noctis de la revista Clarimonda, Francisco Valenzuela de Revés y yo, terminamos en un sitio en donde nos acompañaba una figura de Elvis Presley, quien casualmente acababa de cumplir años de muerto en esos días. Allí hablamos de poesía, de edición de revistas, de todo un mucho. Ya de madrugada regresamos al hotel.

Al día siguiente el desayuno en el restaurante del hotel, el encuentro con viejos amigos y algunos nuevos que lo serán perpetuamente. Llegamos al evento cuando comenzaba la mesa titulada Riesgos de las publicaciones culturales. La presidían Carlos Martínez Rentería de la revista Generación, David Ortiz de Los perros del alba, Julio César Félix Lerma de Acequias y la diseñadora de la conocida revista Algarabía (que no logro recordar el nombre). Llamó la atención que en la misma mesa compartieran opinión revistas tan distintas como Algarabía un proyecto editorial que reúne el perfil de empresa comercial, la revista Generación, ícono del movimiento contracultural en México y Acequias, revista institucional de la Universidad Iberoamericana de Torreón; que a pesar de todo, poseen rasgos y preocupaciones en común.

La siguiente mesa giraría en torno a los apoyos del FONCA a las revistas independientes. Julio César Félix, Carlos Martínez Rentería, Rosario Orozco, Sergio González y yo nos fuimos a un botanero céntrico llamado El barrio alegre, donde estuvimos mientras se acercaba la hora de la comida. Ésta se ofreció en un restaurante con un patio central enorme, que solía ser una casa colonial justo en el centro de Querétaro. Tras descansar un momento en el hotel regresamos al encuentro, se estaba dictando la charla La Ilustración, el difícil arte del comic y enseguida la titulada Lenguajes múltiples. En ambas mesas se discutió sobre los distintos formatos y contenidos en las revistas literarias. El transcurso del cómic en México, de los fondos que se han ido adaptando a nuevos tiempos.

Seguido de un pequeño brindis en el patio del ágora de Santa Rosa de Viterbo esa noche las actividades del encuentro terminaban con una exposición de Francisco Magaña titulada Escrituras del Sueño en la Galería Libertad. Sergio González nos llevaba en su carro a Noctis, Martínez Rentería, Félix Lerma y a mí. Tuvimos que dar una breve lucha contra las calles y callejones coloniales de Querétaro, perdernos un poco, pasar tres veces por el mismo sitio, buscar un cajón de estacionamiento y finalmente dar con la mencionada galería. Aunque esa velada terminaba para nosotros la noche apenas estaba por comenzar. Primero llegamos a un lugar en donde nos negaron el acceso por ser día de ladies night. Luego nos echaron de otro por exactamente lo opuesto. Regresamos a un lugar prometedor pero que a esa hora estaba más solo que yo. Luego a un fino jazz-lounge-outdor-onthelook-bar al que por supuesto no cabíamos ni en espacio ni en presupuesto ni en integridad. Así que decidimos llevar la fiesta al hotel. A mi habitación cayeron los personajes Sergio “Turtle” González, Carlitros Martinis T Rentaría, Manuel “Secrets” Noctis, Julio César “¿Dónde quedó el resto?” Félix Lerma, Jonny “Red” Walker, y yo Mario “Ahí les va otro poema” Z Puglisi. Cayeron los que cayeron. Julio, Noctis y yo guerreamos. De madrugada tomamos un taxi a un sitio cercano en donde nos querían, inútilmente, cobrar un consumo a menos de una hora de que cerraran. Decidimos regresar. El taxi nos dejó en otro sitio cerca del hotel en donde se confundían los sombreros con las faldas cortas, también nos negamos a entrar. Caminamos de regreso a nuestros aposentos. La caminata de regreso fue tranquila, desvelada, pero aún sin fin. Terminamos yendo en taxi a un lugar más remoto que la tierra de Shrek. Allí negociamos más cervezas hasta que la noche comenzó a hacerse clara, la última negociación fue infructífera. Una caja de modelos light rescatada camino de regreso, Noctis, Julio y yo platicamos en la entrada del hotel de todo lo sucedido durante el encuentro hasta que la gente en pans pasaba corriendo buscando salud y aire nuevo en los pulmones. Yo tendría que regresar al occidente unas horas más tarde, así que cuando el día ya clareaba y se insinuaba dentro de la ventana donde Noctis y Julio charlaban, me retiré.

Apenas dos horas más tarde estaba preparando todo para mi regreso. Ya con la maleta y lo necesario tomé un taxi a la sede del encuentro. Al arribar el taxista me preguntaba, evidentemente preocupado: “joven, ¿está usted bien?” “No –le conteste”. La parquedad de mi respuesta no sólo lo silenció sino que encima no me cobró. Alcancé a presenciar la última mesa anterior a la comida, titulada El periodismo cultural hoy. Tendría que estar pronto en la terminal de autobuses así que me despedí de todos a la vista. Llegando a la central reflexioné de todo lo aprendido en el encuentro, reconocí la importancia del esfuerzo por reunir las revistas vivas e importantes de México para compartir las experiencias, para reclamar nuestros derechos, para transmitirnos ideas y soluciones a los problemas por los que todos pasamos. Aquí me permito felicitar y agradecer a los organizadores en la figura de Miguel Ángel Quemain, no sólo por la invitación que me brindaron sino por lograr en tan poco tiempo resultados tan evidentes y óptimos.

Llegando a Guadalajara salí a esperar, mi amigo el poeta Mariano Espinal pasaría a recogerme para asistir a una lectura de poesía a la que estábamos invitados. Entonces tomé el reloj y vi la hora: las 8:00 pm. El tiempo entonces regresaba para mí.




Terminal de autobuses de Querétaro.


Vista de Querétaro.


Mesa de participantes.


Fuente del patio central del Ágora de Santa Rosa de Viterbo.


Stand de algunas revistas participantes.


Cartel del evento.


Escultura.


Retablo dorado de Santa Rosa de Viterbo.


René Avilés Fabila y Rose Mary Salum.


Asistentes al encuentro.


Durante la charla.


Catedral de Querétaro.


Monumento a Josefa Ortiz de Domínguez.


Junto al Elvis verde.


Elvis triste.


Unas chelas en el Barrio Alegre.



Carlos Martínez Rentería y la iglesa de Santa Rosa de Viterbo.


Templo en Querétaro.


Fuentes bailarinas.


Siguiendo a la estudiantina.


Parte de la exposición.


En la plaza principal de Querétaro.



De madrugada.


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